Mar&Vi Creative Studio
(España)
Declaración de intenciones
?Sí, me contradigo, y qué? Soy amplio, contengo multitudes?
Walt tiene razón. Ya está. Está decidido. Desde hoy, 16 de enero del 2011, día de mi trigésimo cumpleaños, éste será mi lema, mi leitmotiv.
Basta de ?el que mucho abarca poco aprieta?. De mi mamá con su eterna cantilena de por-querer-hacer-de-todo-terminas-no-haciendo-nada.
Esta es una declaración de intento. Voy a por todo.
Siempre escuché eso de que en la vida hay que elegir.
Yo elijo. Elijo no elegir.
De pequeña soñé con ser azafata, bailarina, panadera, cantante, madre de 4 hijos, literata, carpintera, actriz, contadora, y de nuevo panadera. En ese orden. Después de 20 años, algunas vocaciones se perdieron por el camino, pero preservé la tenaz indecisión a pesar de los grandes esfuerzos de mis mayores en general y de mi madre en particular. Diré que casi me convence. Pero llegaron los 30 con su consabida crisis de identidad: ?ya soy definitivamente e inevitablemente un adulto; que hice con mi vida? A esta altura ya debería tener una carrera, una marido, al menos un proyecto de casa propia, e hijos, o bueno tal vez eso no, ahora-ya-no-es-como-antes-cuando-los-hijos-había-que-tenerlos-antes-de-los-treinta.
Y bueno, al final a la crisis le salió el tiro por la culata. Porque me decidí a no decidirme, a ser todo lo que deseo ser. Y no ahora mientras soy joven. Sino ahora mientras estoy viva.
Entonces, que seré hoy?
Declaración de intenciones
Sí, me contradigo, y qué? Soy amplio, contengo multitudes?
Walt tiene razón. Ya está. Está decidido. Desde hoy, 16 de enero del 2011, día de mi trigésimo cumpleaños, éste será mi lema, mi leitmotiv.
Basta de ?el que mucho abarca poco aprieta?. De mi mamá con su eterna cantilena de por-querer-hacer-de-todo-terminas-no-haciendo-nada.
Esta es una declaración de intento. Voy a por todo.
Siempre escuché eso de que en la vida hay que elegir.
Yo elijo. Elijo no elegir.
De pequeña soñé con ser azafata, bailarina, panadera, cantante, madre de 4 hijos, literata, carpintera, actriz, contadora, y de nuevo panadera. En ese orden. Después de 20 años, algunas vocaciones se perdieron por el camino, pero preservé la tenaz indecisión a pesar de los grandes esfuerzos de mis mayores en general y de mi madre en particular. Diré que casi me convence. Pero llegaron los 30 con su consabida crisis de identidad: ?ya soy definitivamente e inevitablemente un adulto; que hice con mi vida? A esta altura ya debería tener una carrera, una marido, al menos un proyecto de casa propia, e hijos, o bueno tal vez eso no, ahora-ya-no-es-como-antes-cuando-los-hijos-había-que-tenerlos-antes-de-los-treinta.
Y bueno, al final a la crisis le salió el tiro por la culata. Porque me decidí a no decidirme, a ser todo lo que deseo ser. Y no ahora mientras soy joven. Sino ahora mientras estoy viva.
Entonces, que seré hoy?
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