Una vez allí, una guía nos enseñó la preciosa ciudad y nos explicó todas sus vicisitudes históricas, que fueron muchas.
Luego, a zampar, que eso siempre apetece. Un menú barato pero muy rico que nos dejó preparados para las visitas de la tarde.
La tarde la dedicamos a ver los paisajes de alrededor: desde el Río Dulce hasta las laderas en las que Félix Rodríguez de la Fuente rodó varios capítulos de su El hombre y la tierra. No, los chavales no sabéis de qué hablamos, pero a los papis no se nos borrará nunca de la mente aquella águila atrapando a una cabrita o la problemática de aquella familia de lobos ibéricos.
La verdad, lo pasamos genial y esperamos contar contigo para la próxima.
Fuente: este post proviene de AMPA I.E.S. Parque de Lisboa, donde puedes consultar el contenido original.
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