Cada día había ido cargando esa bolsa con una piedra de distinto color cada día más grande y pesada. Les había ido poniendo nombre: Odio, Resentimiento, Bronca, Angustia, Envidia, Tristeza, Desesperanza… eran algunos de esos nombres.
Un niñito muy pequeño se la encontró y le preguntó sorprendido:
-¿qué llevas en tu bolsa?
En ese momento pasaba por la calle un enorme camión que hacía temblar las vidrieras y el piso….
-Muchas piedras pesadas llevo en mi bolsa, contestó muy enojada la muchacha.
-Y, ¿por qué eliges piedras tan pesadas?, le preguntó el niño.
-No lo sé, respondió la mujer.
-¿Te ayudo a cargarla?, le dijo el pequeño
-No podrías niñito, son MIS PIEDRAS, contestó mal la muchacha.
-A que sí puedo!!! le gritó el pequeño…
El niño intentó cargarla con todas sus fuerzas y apenas si podía moverla, y estuvo largo rato intentando cargarla hasta que cayó aplastado por la bolsa. La muchacha asustada lo ayudó a reponerse.
-Yo quería ayudarte, dijo el pequeño muy triste
-Podemos hacer una cosa: cambiemos las piedras tan pesadas por piedras de colores y bien livianas. Las llamaremos : Amor, Alegría, Esperanza, Amistad, Solidaridad….qué te parece? Propuso el niñito contento. Y fue lo que hicieron y asi ambos pudieron cargar la bolsa cada día.
Fuente: este post proviene de Coach En Sintonía con tu Desarrollo Integral, donde puedes consultar el contenido original.
¿Vulnera este post tus derechos? Pincha aquí.
Creado: